La semana comenzó con un desayuno informativo organizado por el Foro de la Nueva Comunicación inaugurado por Felipe González, que actuó como presentador del presidente del Grupo PRISA, Juan Luis Cebrián.
En él se abordaron ciertos temas que, estando de acuerdo o no con ellos, cabe destacar su importancia en el contexto actual en el que nos planteamos qué cambios se deben hacer, hacia dónde nos debemos dirigir ya que, como señaló Cebrián durante su intervención, “nos encontramos no solo en un momento de crisis, sino en un cambio de paradigma con derrumbe institucional en Europa y en España”.
Otros de los temas tratados por el presidente de PRISA en el desayuno informativo fueron las críticas a la transición, la corrupción, la disputa territorial, la fragmentación social así como el papel de los medios en un nuevo entorno desvertebrado.
Con “juntos podemos”, Juan Luis Cebrián dio por concluida su intervención que, sin duda, eleva el nivel de estos desayunos informativos.
Al hilo de estas intervenciones en las que se señaló que para conseguir un cambio es necesario que tanto los actores políticos, sindicales, sociales y empresariales colaboren, quiero resaltar un artículo publicado en El País el 25 de septiembre con el título: “Tener buenas notas ya no basta para conseguir un buen empleo”. El artículo fue publicado a raíz de que un grupo de graduados en Derecho en California (EE UU) demandara hace unos meses a sus universidades por haberles creado falsas expectativas laborales tras haber invertido en sus estudios el equivalente a decenas de miles de euros y no lograran encontrar un empleo. Por ello, el artículo se cuestiona preguntas como ¿qué es lo que está fallando? ¿Qué impide encontrar un trabajo? La clave: la falta de adecuación entre la formación y las necesidades de las empresas.
He querido hacer alusión a este artículo ya que es un tema que me parece interesante analizar y por ello, en mi intervención el pasado mes de julio en la ceremonia de graduación de la clase 2013 del IE en Segovia hice hincapié en que la teoría y conocimientos no son suficientes, aunque sí son necesarios para tener un conocimiento técnico, pero por encima de ello es imprescindible estar motivado para saber cómo llevarlo a la práctica (Savoir faire). Por ello, y sobre todo en estos tiempos, es necesaria tener una actitud activa y no pasiva, ser responsable y no dependiente, es decir, un espíritu empresarial que ayude a mejorar para evitar cualquier tipo de mentalidad victimista que solo conduce al estancamiento.
Lo que quise transmitir a los graduados del IE es la necesidad de estar involucrado, participar, ser proactivo en cualquier campo y, sobre todo, incluir las instituciones políticas en todo lo que llevemos a cabo. Por ello terminé mi discurso con una petición: “Cada día debe ser el principio y hay que vivir la vida con pasión y compromiso. No podemos hacer todo, pero todos podemos hacer mucho llevados por nuestra propia excelencia e incorporando lo mejor de los demás”.
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